Dicen que es muy difícil ser padres, pero en ocasiones, ser hijo tampoco es fácil. Hay que tomar decisiones dolorosas con respecto a nuestros padres que nos rompen el corazón. Sopesar, analizar y decidir que es lo mejor para un anciano con demencia senil en grado severo, que pierde el control sobre su cuerpo, que por querer ser estrictos en su cuidado, incluso le estamos perjudicando... un anciano al que queremos con toda nuestra alma y que su bienestar es la principal preocupación en nuestra vida. Al que le debemos lo que somos hoy en día, por habernos cedido, enseñado e inculcado unos valores en nuestra educación, por los que tenemos que estarle agradecidos infinitamente... por eso, hemos tomado esta decisión, porque se merece lo mejor.
Todos y a solas, hemos llorado... hemos llorado porque sabemos que esta decisión la va a tomar como un castigo. ¡¡Para nada!! Tal vez algún día, cuando se reúna con nuestra madre, ella pueda hacerle entender que la decisión fue fruto de una reflexión de qué es lo mejor para él, que nosotros no estamos capacitados, ni física, ni personal, ni profesionalmente para atenderle, que no se merece nuestros enfados, aunque después nos lo comamos a besos, porque no entiende el por qué de tanto follón.
Perdón...
(Sugar Free❤)
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